Hace unas semanas, decidimos pasar una tarde de relax en un sitio tranquilo como es IKEA. Llegada la hora de intercambiar euros por una serie de elementos desmontados, descubrimos que para realizar este ritual había que guardar un cosiderable cola.
En esa espera, un amigo que nos acompañaba (contrario al espiritu de "Por no molestar") leyó un cartel que decía algo así como que si tenías a más de cuatro clientes delante de tí y había cajas sin abrir tenías derecho a un perrito caliente y un refresco.
Que decir tiene que esa tarde merendamos por un módico precio (bueno, si no miramos la factura del intercambio).
Que decir tiene que esa tarde merendamos por un módico precio (bueno, si no miramos la factura del intercambio).
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